jueves, 17 de junio de 2010

En busca del entendimiento

La paz no consiste solamente en la ausencia de la violencia, intimidación, amenaza, coacción -lo cual sería ya un logro importante- sino también pasa por la colaboración recíproca y por una gama de acciones positivas para una sana convivencia.

Para evitar la violencia, directa o indirecta, que se puede generar en una organización, comunidad, familia, lo mejor es propiciar el intercambio de opiniones, con la intención de conocer las expectativas, necesidades e inquietudes de las partes involucradas, con el propósito de encontrar la solución, para lo cual es necesario hacer honor a la verdad y la justicia.
La búsqueda del entendimiento entre las personas frente a la natural conflictividad humana requiere cierto grado de confianza recíproca y esta sólo se logra con el trato respetuoso y amable. Además se debe disponer de una metodología.
Para alcanzar un consenso se requiere aplicar la metodología del dialogo para identificar las necesidades básicas y explorarlas hasta agotar las diversas formulas para solucionarlas. Para ello es indispensable tomar en consideración los diferentes puntos de vistas, con el objeto de ser justos y a su vez que el acuerdo a que se llegue no perjudique las necesidades e intereses de los otros.
Para ser justos debemos de excluir los puntos de vistas o conceptos individuales, y más bien tratar de considerar los diferentes puntos de vista, ya que cada persona puede ver la situación de color rojo, otro amarillo, otro verde y así sucesivamente.
La justicia se construye dentro de un espacio donde las diferencias pueden ser reconocidas por ambas partes y cotejadas con instrumentos legales que rigen la materia y de una justa medición en una balanza bien equilibrada. Lejos del ego personal y de esquemas prefijados.
Debido a que los errores de apreciación y malos entendidos son el pan de cada día, que pueden surgir en cualquier momento, y de ellos generalmente nacen los inconvenientes, se hace necesario dialogar y conversar antes de que se conviertas en unos monstruos gigantescos y nos disparen. Como bien lo dice un refrán popular: hablando la gente se entiende ya que la única vía posible para aclarar opiniones erróneas o malos entendidos es dialogando.
En un proceso de dialogo resulta inaceptable ir armados con mentiras conscientes y hasta hirientes contra las otras partes. Esto es renunciar de antemano al éxito.
Quien pretenda resolver cualquier conflicto entre seres humanos debe partir del precepto de que él también puede tener una visión errada y distorsionada de la situación o que su conocimiento de la realidad puede ser escaso o inexacto.
Un diálogo jamás avanzará mientras lancemos bombolones (amenazas, gritos, evidencias reales o ficticias) al rostro del otro, todo esto forzosamente crea mayor confrontación y ahondará las diferencias.

Para un dialogo exitoso se requiere:
  • Escuchar para entender. No limitarse a oír para atacar los argumentos presentados por la otra parte.
  • Diferenciar a las personas de las organizaciones, de los hechos o programas que representan: esto implica diferenciar entre el mensaje y el mensajero, entre el mensaje y el vocero, con la finalidad de que no se vean los reclamos o medidas tomadas como algo personal.
  • Evitar atribuir automáticamente significados malignos no verificados a las acciones o posiciones de los demás, ya que muchos conflictos empiezan por ver los problemas desde una sola perspectiva.
  • Contener las emociones, meditar antes de actuar, no dejarse llevar por los impulsos.
  • Expresar sus puntos de vista de manera respetuosa
  • Respectar los puntos de vista de las otras personas, recuerda que somos diferentes


“Estamos en este mundo para convivir en armonía.
Quienes lo saben no luchan entre sí”

Buda
líder religioso de la India que vivió entre el 563 a.C. y el 486 a.C.

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